La vida en un día...Un microrelato loco.
Jerónimo Rdguez Landín,
soltero sempiterno, 50 años, 1’90 de estatura acarreaba sobre sus
cargados hombros el peso de 4 décadas y 1 lustro de un compendio de
trastornos mentales graves. Ya desde el primer año de escolar,
empezó a sentirse apartado del mundo que le rodeaba. Uno de sus
recuerdos imborrables era el del día de su primera comunión cuando
Fernando Currás Figueredo, el niño superdotado de la clase, se
acercó a él y le dijo “busca en un diccionario el significado de
esquizofrenia”. Fue la única frase que le dirigieron en toda la
educación primaria.
Sábado 9 de mayo de
2020, 11:30 AM, exterior, día, pleno estado de alarma vigente.
Jerónimo reunió fuerzas
para asearse. Una vez terminado el proceso cogió su cazadora vaquera
negra, un chicle y afrontó la tarea de salir de casa a comprar.
Había estado soñando 12 horas seguidas, se permitía esos lujos de
cuando en vez. Solía decirse a si mismo que vivía otras vidas
ajenas a su historial cuando se pegaba esos maratones. Ahora, en
época de cuarentena, los alardes de sueño eran casi diarios.
Pisó el asfalto
pensando, joder con el confinamiento, es mucho mejor que estar dos
meses ingresado en la unidad de psiquiatría. Con una sonrisa que le
duró toda la mañana, dirigió sus pasos hacia dónde Claudio, el
librero con el que hacía buenas migas. Él le había conseguido la
última edición del DSM a buen precio. Aunque no estaba en su lista
de libros favoritos, si lo hojeaba alguna vez para actualizar en el
block “mis locuras”, su autodiagnóstico, el vigente era:
esquizofrénico con rasgos de bipolaridad límite y un toc galopante
a punto de aflorar.
Saludó a Claudio, qué
era capaz de detectar con precisión fina el estado de ánimo de
Jerónimo con oírle decir un simple Buenos días, y se dirigió
hacia la frutería-verdulería el gnomo verde. Respetó la cola y la
norma de solo 2 personas en el establecimiento. Una vez dentro,
saludó a Fátima, la tendera magrebí y a un rostro que le era
familiar. Resultó ser Lourdes Somacarrera, la presentadora del
programa magacín “noite de lobos” de la televisión pública
asturiana. Entre conversaciones sobre variedades de tomate, manzanas
y peras ambos fueron rellenando sus bolsas para satisfacer sus
necesidades semanales aconsejándose y debatiendo sobre cuál era la
mejor decisión y por qué. Pagaron y salieron juntos del gnomo
verde.
Aquello era nuevo para
Jerónimo, su olvidada vida sentimental contaba con desplantes de sus
exnovias que le venían a decir que necesitaba terapía psicológica
y no una novia.
Tomaron la c/ Calvario,
centrándose la conversación en la vida laboral de Jerónimo. Le
contó como sus compañeros le despreciaban cuando trabajaba en
clasificación de correos. Se dirigían a él como Jerónimo Anónimo.
Lo mal que lo pasó en neumáticos pirelli, porque le glosó las
bondades de su compañera Fulanita a alguien con el que creía haber
ganado confianza. Y la cantinela habitual que le sucedía en los
trabajos. Se empeñaba en dar a conocer su diagnóstico con todos los
detalles con los que él los desarrollaba en su block. Nadie le
escuchó jamás.
Antes de despedirse,
-Lourdes: y donde
trabajas ahora
-Jerónimo: en talleres
kanmesa, de oficial de primera
-Lourdes: ¿y cuanto
tiempo llevas?
-Jerónimo: llevo diez
años seguidos, es un récord para mí…
- Lourdes: Jero, ¿te
puedo llamar así?, ha sido un momento mágico, no sé por qué, pero
me has llamado la atención, no me atraes físicamente, pero sí tu
historia, he intuido que tenías mucho que contar.
- Jerónimo: solo por el
rato que hemos pasado juntos, puedo desempolvar mi viejo cuaderno
donde anoto los días buenos, lo conservo desde los 5 años. Está
como nuevo.
Un año después:
Jero ya no trabaja en los
talleres ni ningún sitio. Le concedieron una pensión contributiva
después de 32 años cotizados y un nuevo y agrio ingreso. Gracias a
su viejo amigo Benito, ha descubierto los grupos de ayuda mutua. Se
ha animado con la receta de la lubina a la sal gracias a un blog que
sigue desde hace tiempo. Ha regresado, con su pareja, del circuito
Viena-Praga-Budapest con una sudadera Puma de color púrpura y un
porrón de imanes de nevera para regalar. Ayer cogió su block, lo
abrió por la última página y escribió:
Diagnóstico: ESTOY
CURADO...Deivid
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