Dolor, color de mi quebranto


Noto el dolor, color de mi quebranto,
siento como hace de mí,
un muñeco de trapo.

Y veo todo de un color, dolor extraño,
hinchado por la perturbación
de mis luceros mustios, ajados.

El rojo es el prelado,
que una mañana me tiñó
y me materializó su esclavo.

Y mis ojos se entregaron,
a los grises nubarrones de la prisión,
en la que se van encerrando.

Nubarrones que ciegan despacio,
que preparan una torrencial agitación,
para que, con un aluvión de cellisca, vayan desfilando.

Lluvia que se va desmoronando,
vaciando los pantanos, sin contemplación,
cuando la presa se ha desbordado.

Lluvia que cae del tejado
de una nublada visión
que inunda, en mi tegumento, sus campos.

Vidda Rrobada

Comentarios

Entradas populares de este blog

La vida en un día...Un microrelato loco.