Mi peor pesadilla (historiopsodia)

Y, así, es la puñetera vida. Mi peor pesadilla, de niño, se me materializa: soñaba despierto con los ojos cerrados, y me agobiaba sentir que, ellas, ya no me transportarían en mi camino. Ya no me estarían acompañando.

Mi bicicleta, con la que he recorrido todo mi trayecto, se paraliza. Una de sus ruedas se me desinfla, y, ahora, todo el armazón, lo está sufriendo. 

Han pasado casi cuarenta primaveras. Y ahora, estoy en un triste otoño, esperando un frío y cruel invierno... antes, acompañado con toda mi bicicleta, en buen estado, las inclemencias se soportaban mejor. Y no... hoy no es un invierno climático... es un invierno de emociones y sentimientos.

La pesadilla, que me invadía, en este momento, aun no queriendo, se va cumpliendo.
Y es, parte de mi bicicleta, la que lo está padeciendo. Y el resto se resiente. Es, en toda ella, en la que me he sustentado y recorrido muchas etapas de mi vida. Pero ahora una de sus partes, está herida. Una de las dos ruedas de mi bicicleta, la delantera, empezó a perder aire, hace tres años. 

Desde entonces, llevamos una ascensión tortuosa y sinuosa, por un camino embarrado, por un pinchazo que le saca su aliento y por una brutal lluvia de medicamentos que la van desinflando.

Allí todo empezó… fue en una mala cuesta, donde comenzó a sentir flojera y el diagnóstico nos lo confirmó.

Y hemos ido, poco a poco, ascendiendo esta montaña inhumana, donde se sufre a cada pedalada. Desde ese día que sintió la punzada, solo ha habido parches… la carretera, por la que hemos transitado, nos lo puso difícil e hizo que, el pinchazo, casi a reventar, mi rueda delantera, haya llegado.

Y aunque, mi rueda trasera mete plato y sube un piñón, para hacer más reconfortante la ascensión, poco a poco, se va resintiendo. Lleva la mayoría del peso. Mis pedaladas, no sé si serán suficientes, para ir fortaleciendo este largo e intenso ascenso… pero, aunque no lo sea... lo intento.  

Ahora estamos en revisión. Y los mecánicos no ven una clara solución. Esta rueda no tiene recambio y eso es una tremenda desolación. Creo que estamos llegando a la cima, sin todavía, saber el día, que coronaremos “el Alto de la Partida”. 

Y ese día, que parecía que nunca llegaría, se acerca. Y aunque no quiero que llegue la coronación, porque no acarreará ningún premio de consolación, asumo que coronar será la mejor salida, y, a su vez, la partida de una de las personas, para mí, más queridas.

Y aquí seguimos esperando, con mucho sufrimiento y dolor, en esta dura ascensión,
que, aunque no queramos, nos lleva a la maldita consolidación de mi pesadilla, que, aunque no quiera reconocerlo, llevaba razón… y ya está… en su proceso de materialización.

P.D: Coronamos a las 21.30, del 10 de agosto de 2019

Ahora empieza un descenso lento y empinado… que da vértigo… y hay que hacerlo con cuidados.


Y, así, es la puñetera vida,
mi peor pesadilla de niño
se me materializa:
soñaba despierto con los ojos cerrados…
la pesadilla, que me invadía,
en este momento,
aun no queriendo,
se va cumpliendo.
Y ese día,
que parecía que nunca llegaría,
se acerca.
Con mucho sufrimiento y dolor,
la maldita consolidación de mi pesadilla,
ya está… en su proceso de materialización.



Vidda Rrobada

Comentarios

Entradas populares de este blog

La vida en un día...Un microrelato loco.