Propio amor


He recubierto, de hierro, mi exterior;
mi interior, sigue siendo de arcilla.
Aunque me muestro impasible al dolor,
me siento, en la fragilidad de una silla.

Y lo pienso, y quiero ser yo...
Y yo, soy sensible como una vajilla,
que, cayendo al suelo, se soñó,
ser tostada con mantequilla.

Pesimismo, que se va convirtiendo en flor,
floreciendo, poco a poco, de casilla en casilla,
en el tablero del propio amor,
para no ser esclavo de ninguna pastilla.

Y lo pienso, y, ahora, soy yo...
quien decide ser ardilla,
que, de árbol en árbol, corrió,
prendiéndose como una cerilla.

Cerilla, que emana calor,
en el candor de una chiquilla,
que va de menor a mayor,
cantando por seguidilla.


Vidda@Rrobada

Comentarios

Entradas populares de este blog

La vida en un día...Un microrelato loco.