Recipiente de un solo uso
Habito, después de mi corta
vida, en un vertedero.
Fui plástico de un solo uso…
utilizado… ahora, solo soy
desecho,
esperando, indolente, mi
próximo empleo,
para sentirme indemne.
Fui un recipiente,
que, cual lengua de serpiente,
llenaron de estiércol.
Yo daba vida,
ellos, poco a poco,
definían mi suerte.
Mi apariencia externa,
no reflejó todo lo que yo, por
dentro, profeso.
Mi interior, fue un depósito,
que contemplaba, impávido, el
paso del tiempo.
Me rellenaron de líquidos
solubles,
desde un grifo de advenimiento,
que, gota a gota, solo causa impune
sufrimiento.
Soy plástico que contamino,
corrompido por los intentos que
me llevaron
a hasta la mismísima
incertidumbre.
Intento de reciclarme, de
resucitarme,
para volver a ese mundo
inhumano
y ser acosado por toda la
muchedumbre.
Muero en bucle…
una y otra vez, vuelvo a ser
parte de ese circo,
para que no me culpen.
Vuelvo, una y otra vez,
a ser plástico de un solo uso…
reutilizado… para hidratar sus
vidas,
sus miradas lúgubres.
Me cubre la mugre,
por fuera… y adentro, sin
saber,
¿Por qué se pega, a mí,
tan mimética podredumbre?
vidda@rrobada
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