Matar el tiempo
Si las
miradas mataran,
yo sería
asesino en serie…
cuando
miro hacia el cronómetro,
y su contador,
no se retiene.
Corre
raudo y veloz…
mi
ojeada no le contiene,
no cuenta
nunca hacia atrás,
avanzando…
su recompensa tiene.
Mis
ojos apuntan intermitentes,
fracciones
de segundos se escapan de mi mente, …van y vienen…
su
avance me relativiza, me ridiculiza…
porque
puede, porque quiere… porque no se detiene.
Mis
lágrimas de rabia quedan a la intemperie,
cayendo
como dagas, apuñalándole, si, en mí, no se atiene.
¡Cuán
poderoso es! que, en su devenir, su triunfo siempre obtiene.
Y continua
a una velocidad trepidante… constante
dejando
atrás una sombra que no se autocontiene,
que se va
haciendo de un tamaño gigante,
que inevitablemente
crece, se hace más grande…
y jugando
conmigo, a hurtadillas, se entretiene.
Y no me
resigno… y el gatillo apretaré
en mi
parpadeo incesante,
que,
sin remordimientos, disparará ráfagas
que se
repetirán atemporalmente, si en pie, todavía, me tiene.
Y, le llevaré
ante el paredón,
por la
fechoría de avanzar tan rápidamente… día tras día,
donde
espero que pida perdón de rodillas,
si, en verdad, no se abstiene.
Tiempo,
un día llegará mi emancipación,
y mataré,
con o sin razón,
tu vida
con la propia mía,
que es quien
la sostiene.
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